Para un artista o banda musical, publicar un álbum es la culminación de todo un proceso creativo que da inicio desde la idea de la primera canción, hasta la masterización de la grabación y, en medio, toda una serie de pasos que no necesariamente van en línea recta.

Y aunque las cosas han cambiado en los últimos años y existe una tendencia a publicar sencillos aislados, el poder confeccionar una colección de canciones que forman un todo, es sí un triunfo, independientemente del impacto que ésta tenga en el gusto del público.

Ahora bien, aunque la industria musical a nivel mundial cada vez exige menos la existencia de un soporte físico para la música, la idea de tener un objeto que represente ese difícil proceso de creación que llamamos álbum, sigue siendo importante para muchos fanes y para casi todos los creadores de música, aunque no determinante para la sostenibilidad o éxito del proyecto musical.  

Es un hecho, las ventas de música digital han superado enormemente a las físicas a nivel mundial. Según la Federación Internacional de la Industria Discográfica (IFPI) en el 2016, los ingresos digitales globales del mercado discográfico ocuparon el 50%, mientras que las ventas en formato físico, generaron solamente el 34%.  

Sin duda, los discos físicos, en especial los CD’s, han dejado de ser el formato por excelencia para la distribución de la música, sin embargo, han adquirido otro tipo de valor, uno  que no se puede dejar de considerar cuando como músico, estás pensando en darle a tu música, un valor agregado.

Es por eso que formatos físicos como los cassettes y vinilos se han convertido en objetos del deseo de los seguidores más fieles de los artistas, ya que, en estos objetos, encuentran un valor  más allá del de la música.

Aquí algunos valores agregados de los formatos físicos:

  • Experiencia: El formato físico es palpable. Tener un disco, poder apreciar el diseño, el trabajo que existe detrás de él, es algo que no sucede con lo digital. Es al final y al cabo, un vínculo físico entre el músico y el usuario. Lo que le da un valor inigualable. Un disco físico, provee una experiencia multisensorial, que permite apreciarlo mejor.

 

  • Exclusividad: En estos tiempos no cualquier persona tendrá un disco y no cualquiera lo apreciará de la misma forma. Es un producto único que le pertenece al usuario e incluso, le agrega mucha más exclusividad cuando es parte de alguna colección, es de edición ilimitada o bien, está firmado por el artista. Algunas bandas en otros países han optado por que el único canal de distribución de sus discos físicos, sea a través de los integrantes, quienes lo firman y lo dedican cuando lo venden, haciendo de cada unidad algo único e irrepetible.

 

  • Herencia: Un disco se llega a convertir con el paso de los años, en un artículo que pasa de generación en generación, lo cual le va agregando valor y de alguna forma también crea un vínculo familiar. Es además, la evidencia física que esa música existió en el gusto de alguien importante para ti.

 

  • Personalidad: Si eres músico, hacer discos físicos puede ser parte de tu estrategia de Marketing Musical. Es decir, un complemento a las plataformas de streaming, en el que  tienes todo el control para plasmar la personalidad de tu proyecto musical. El disco, le puede aportar atractivo a tu proyecto y también puede ser una forma de promoción.

 

  • Hábito: Tener un disco físico, aumenta las posibilidades de que las personas lo escuchen completo. Un hábito que se ha perdido con las plataformas digitales, pues como mencionaba al principio, hay artistas que ya no ven el interés por producir un álbum, sino sencillos sueltos.

 

Aunque existen estas y otras ventajas, lo que sí es verdad, es que a veces como músico independiente, no hace mucho sentido gastar en la fabricación de discos físicos, al menos como herramienta de distribución de la música.

Sin embargo, entendiendo el formato físico como un complemento de la música,  como un souvenir, tienes la ventaja de poder fabricarlo en cualquier momento y no necesariamente al momento que publicaste el material; algo que te da la facilidad de planificar mejor una estrategia que en verdad le agregue valor al objeto, a ese que antes llamábamos disco.